
viernes, 15 de julio de 2011
sábado, 6 de febrero de 2010
Mucho que contar...
Antes de iniciar formalmente este blog, me gustaría contar un pequeño ritual que sigo desde que empecé a escribir aquí en San Luis Potosí.
Lo primero que hago siempre, es cerrar mi puerta del cuarto con llave, eso es todas las noches, es una costumbre que tomé en Cancún ((Inexplicable porque vivía solo)) y que aún conservo. Después enciendo mi lámpara de noche y apago la luz de la habitación... no se por que escribir a media luz me inspira y de verdad es un motivante. Enciendo la calefacción del cuarto, me meto bajo las cobijas, enciendo un cigarro y por último, música ambiental: Erotic Lounge, nada mejor que eso para estar en calma, y en mi caso, para ponerme en contacto conmigo mismo y disfrutar de un momento con quién soy y lo que soy. Y ahora si, teniendo todo listo, empiezo a escribir.
Tengo tanto que contar y a la vez nada que decir...
Es muy dificil tener que ordenar tantos pensamientos, darles prioridades, pero sobre todo, COHERENCIA, aspecto que creo estar asesinando en este preciso momento. Ok, aquí voy.
Cancún:
Hace exactamente una semana y a esta hora precisa (11:46 pm), estaba saliendo de Plaza Forum en Cancún, feliz con una compra que se quedará conmigo toda la vida y que deseaba realizar desde hace casi 8 años... un TATUAJE.
Desde el momento en que me fui a vivir a ese hermoso lugar hace ya casi 2 años, tomé la decisión de plasmar en mi cuerpo alguna ideología que me definiera, sin embargo, me decidí en aquel entonces por rendir un tributo a Cristina, mi ángel de la guarda que falleció hace 4 años. Lily Barajas me hizo el diseño de un pequeño dragón, con el nombre de mi mejor amiga en simbología japonesa; estaba felíz con él, pero el trabajo, los gastos económicos y demás problemas de la vida diaria, impidieron que mi sueño se hiciera realidad, y volví a San Luis sin nada en mi piel más que los rayos del sol que oscurecieron su tono original.
Pero regresé al mar caribe, y con la decisión tomada de no regresar sin la tinta bajo mi epidermis, y así fue. Durante años fui fan del programa de People&Arts, "Miami Ink", y cuando me enteré que la franquicia había llegado a México bajo el nombre de Cancún Ink, no dudé en que ahí se cumpliría mi sueño.
Si, ya se, suena muy idealista o sangrón decir "mi sueño", pero de verdad lo era, el problema es que había pasado casi un año fuera de Cancún y el diseño que Lily me hizo, se perdió en la mudanza. En fin, mi decisión estaba tomada, así que entré al lugar acompañado de mi hermana. Un chavo muy amable me recibió y me preguntó que qué deseaba, un piercing o un tatuaje; enseguida le contesté que un tatuaje era por lo que yo estaba ahí, y procedió a hacerme una serie de preguntas, con el fin de definir la idea que quería plasmar. Pasamos por muchas cosas, desde profesiones, filosofía, cine y demás, y aunque no sabía bien lo que quería, tenía en claro que tenía que ser en japonés, y no es que me considere fanático de la cultura asiática, porque no lo soy, ni mucho menos, pero la belleza de los trazos y lo abstracto de sus caracteres, es innegable.
La pregunta clave llegó: Cómo te sientes, qué necesitas?... - Lo pensé por un largo rato, y la respuesta vino a mi... "Fuerza", contesté, "Necesito fuerza". Y no porque me sintiera mal anímicamente o estuviera pasando por una mala racha en mi vida, al contrario, pero ciertos cuestionamientos personales me hacen flaquear a veces, como "qué he hecho hasta ahora?, qué me espera en un futuro?, hasta donde puedo, quiero y voy a llegar?", en fin, muchas cosas.
Inmediatamente buscó en su computadora y me ofreció unos trazos que me fascinaron tan sólo al verlos. "Significan Fuerza Vital del Universo", me dijo; no lo pensé más y le dije "Hagámoslo" - Ok, te apunto la cita para mañana en la tarde? -- Que qué??? no puedo, me voy mañana por la mañana, le dije, puso cara de preocupación y cruzó algunas palabras con una chica que me recordóa Kat Von D. de Los Ángeles Ink, y me dijo: Ven a las 10, tendremos todo listo.
Llegué 10:02 de la noche, y me pidieron que esperara, pues estaban terminando el diseño de otra persona. 10:40 de la noche. A pesar de haber esperado tanto tiempo, sentí que pasó volando, pues me entretuve viendo una revista con diseños de tatuajes realmente estúpidos y que me dieron risa, a parte de que realmente me estaba muriendo de miedo y nervios por el dolor de que una agua te perfore la piel, pero ya había pagado una fuerte cantidad por eso y no iba a echarme para atrás en el último momento.
Un tipo asiático, que me recordó a Yoji de Cancún Ink (Si, ya se que todo mundo me recuerda a alguien, pero me dije: Hey! es una franquicia, puede que buscaran incluso personas parecidas) me recibió y me puso la plantilla del diseño en la pierna izquierda, y después de ver en el espejo si en verdad me gustaba, le dije: "Vamos a darle". Me recosté sobre un camastro como los que se usan para masajes en los Spas, y escuché el ruido de la máquina taladrar mis oidos. El miedo me invadió, tengo que aceptarlo; era como estar recostado en una silla de dentista, en espera de que el taladro de ortodoncia perfore las coronas dentales, el mismo sonido me hizo estremecer. "Aquí vamos", dijo, y un pequeño piquete me hizo brincar un poco, pero no era dolor, era una sensación rara... era como un cosquilleo suave, incluso agradable, así que me relajé.
Mi hermana tomó la cámara de video y grabó todo el proceso. Había terminado con el delineado, y ahora empezaba a rellenar los símbolos. En este punto la sensación cambió, ya no era agradable, mi piel estaba enrojecida y sangraba ligeramente, además, el rellenado parecía como si estuviera coloreando a mano sobre un papel y era verdaderamente doloroso, pero creo que soportable. Media hora después, limpió los restos de tinta que cubrían mi pierna y me dijo "listo, terminamos". Me puse de pié de un salto y fui al espejo... quedé maravillado, era justo lo que quería. Pedí las indicaciones de cuidados, agradecí a todos y salí felíz con mi nueva obrade arte. Siguiente parada: el Congo, uno de mis antros favoritos de Cancún.
-----
En este punto me doy cuenta que aún tengo mucho que contar, pero si lo hiciera,esta entrada del blog sería larguísima y los cansaría de leer, o tendría que dividirlo en varios temas, así que mejor omito detalles sin importancia y avanzo a lo siguiente: Los Blogs.
Justo antes de empezar a escribir este texto, regresaba del cine en una noche familiar. Mis papás, mi hermana y yo fuimos a ver Julie&Jules, la historia de una chica que se hace famosa por escribir un blog sobre su experiencia cocinando todas y cada una de las recetas de una señora americana, apasionada por la cocina francesa, quien escribe un libro sobre cómo cocinar al estilo francés en Estados Unidos.
No se trata de una película nominada a un premio Oscar, ni mucho menos, pero es motivante y un excelente aliciente, y más porque yo mismo escribo este pequeño blog desde hace algunos pocos años.
Jamás he sido constante y eso porque trato de siempre contar algo que de verdad valga la pena hacerlo, pero los comentarios de todos ustedes me invitan a seguirlo haciendo.
Hace poco, justo en los primeros días de enero, una amiga de Holanda, Lynn, me envió un link sobre The Day Zero Project, una página de internet que te invita a escribir tus propósitos de año nuevo y tratar de cumplirlos en un plazo de mil y un días, así que decidí iniciar el propio.
La verdad es que tenía seco el cerebro y sólo se me ocurrían propósitos realmente estúpidos, así que le pedí ayuda a mi amiga Aly, y me sugirió uno que de verdad me sonó descabellado: "Escribir un libro", y a pesar de eso, decidí anotarlo. Jamás imaginé siquiera tomarlo en cuenta, no porque no me gustara la idea, de hecho la amé, sino porque no me sentía capáz de hacerlo, pero escribí medio guión de una historia basada en una historia real y compartí diversos fragmentos con algunas personas y sus comentarios me motivaron, más que eso, me hicieron convencerme de que la frase "Para serlo hay que creerlo" es verdad, así que por un momento me sentí escritor, que digo sentirme, me creí escritor... y como si de pronto me iluminara, ideas, nombres, ciudades, "plots" y muchas cosas más empezaron a llegar a mi cabeza.
No quería perder ninguna, así que comencé a escribirlas. Cuando me di cuenta, ya tenía perfectamente definido a un personaje, desde su origen, hasta el desarrollo y final de su historia. Aún falta mucho por escribir, imaginar, inventar, vivir, y francamente, no creo que sea algo que se termine en 1001 dias, pero la decisión está tomada.
Debo decir que es gracias a todos ustedes, mis amigos y lectores, que con sus comentarios, me convencieron de tomar esta decisión. En cada uno de los blogs escritos, por lo menos uno de ustedes me comentó que debería escribir un libro, así que... sorpresa! EN ESO ESTOY!, sin ustedes, jamás lo habría siquiera intentado, GRACIAS.
Así me despido por hoy, no sin antes comentarles que como deben suponer, lo que estoy escribiendo es de fantasía, pero con un toque muy mexicano, o al menos eso creo. Ya veremos si en un futuro, lo vemos publicado e alguna librería, o quién sabe, igual y en un E-Book.
Hasta la próxima. No olviden comentar, para mí es muy importante lo que piensan.
Lo primero que hago siempre, es cerrar mi puerta del cuarto con llave, eso es todas las noches, es una costumbre que tomé en Cancún ((Inexplicable porque vivía solo))
Tengo tanto que contar y a la vez nada que decir...
Es muy dificil tener que ordenar tantos pensamientos, darles prioridades, pero sobre todo, COHERENCIA, aspecto que creo estar asesinando en este preciso momento. Ok, aquí voy.
Cancún:
Hace exactamente una semana y a esta hora precisa (11:46 pm), estaba saliendo de Plaza Forum en Cancún, feliz con una compra que se quedará conmigo toda la vida y que deseaba realizar desde hace casi 8 años... un TATUAJE.
Desde el momento en que me fui a vivir a ese hermoso lugar hace ya casi 2 años, tomé la decisión de plasmar en mi cuerpo alguna ideología que me definiera, sin embargo, me decidí en aquel entonces por rendir un tributo a Cristina, mi ángel de la guarda que falleció hace 4 años. Lily Barajas me hizo el diseño de un pequeño dragón, con el nombre de mi mejor amiga en simbología japonesa; estaba felíz con él, pero el trabajo, los gastos económicos y demás problemas de la vida diaria, impidieron que mi sueño se hiciera realidad, y volví a San Luis sin nada en mi piel más que los rayos del sol que oscurecieron su tono original.
Pero regresé al mar caribe, y con la decisión tomada de no regresar sin la tinta bajo mi epidermis, y así fue. Durante años fui fan del programa de People&Arts, "Miami Ink", y cuando me enteré que la franquicia había llegado a México bajo el nombre de Cancún Ink, no dudé en que ahí se cumpliría mi sueño.
Si, ya se, suena muy idealista o sangrón decir "mi sueño", pero de verdad lo era, el problema es que había pasado casi un año fuera de Cancún y el diseño que Lily me hizo, se perdió en la mudanza. En fin, mi decisión estaba tomada, así que entré al lugar acompañado de mi hermana. Un chavo muy amable me recibió y me preguntó que qué deseaba, un piercing o un tatuaje; enseguida le contesté que un tatuaje era por lo que yo estaba ahí, y procedió a hacerme una serie de preguntas, con el fin de definir la idea que quería plasmar. Pasamos por muchas cosas, desde profesiones, filosofía, cine y demás, y aunque no sabía bien lo que quería, tenía en claro que tenía que ser en japonés, y no es que me considere fanático de la cultura asiática, porque no lo soy, ni mucho menos, pero la belleza de los trazos y lo abstracto de sus caracteres, es innegable.
La pregunta clave llegó: Cómo te sientes, qué necesitas?... - Lo pensé por un largo rato, y la respuesta vino a mi... "Fuerza", contesté, "Necesito fuerza". Y no porque me sintiera mal anímicamente o estuviera pasando por una mala racha en mi vida, al contrario, pero ciertos cuestionamientos personales me hacen flaquear a veces, como "qué he hecho hasta ahora?, qué me espera en un futuro?, hasta donde puedo, quiero y voy a llegar?", en fin, muchas cosas.
Inmediatamente buscó en su computadora y me ofreció unos trazos que me fascinaron tan sólo al verlos. "Significan Fuerza Vital del Universo", me dijo; no lo pensé más y le dije "Hagámoslo" - Ok, te apunto la cita para mañana en la tarde? -- Que qué??? no puedo, me voy mañana por la mañana, le dije, puso cara de preocupación y cruzó algunas palabras con una chica que me recordóa Kat Von D. de Los Ángeles Ink, y me dijo: Ven a las 10, tendremos todo listo.
Llegué 10:02 de la noche, y me pidieron que esperara, pues estaban terminando el diseño de otra persona. 10:40 de la noche. A pesar de haber esperado tanto tiempo, sentí que pasó volando, pues me entretuve viendo una revista con diseños de tatuajes realmente estúpidos y que me dieron risa, a parte de que realmente me estaba muriendo de miedo y nervios por el dolor de que una agua te perfore la piel, pero ya había pagado una fuerte cantidad por eso y no iba a echarme para atrás en el último momento.
Un tipo asiático, que me recordó a Yoji de Cancún Ink (Si, ya se que todo mundo me recuerda a alguien, pero me dije: Hey! es una franquicia, puede que buscaran incluso personas parecidas) me recibió y me puso la plantilla del diseño en la pierna izquierda, y después de ver en el espejo si en verdad me gustaba, le dije: "Vamos a darle". Me recosté sobre un camastro como los que se usan para masajes en los Spas, y escuché el ruido de la máquina taladrar mis oidos. El miedo me invadió, tengo que aceptarlo; era como estar recostado en una silla de dentista, en espera de que el taladro de ortodoncia perfore las coronas dentales, el mismo sonido me hizo estremecer. "Aquí vamos", dijo, y un pequeño piquete me hizo brincar un poco, pero no era dolor, era una sensación rara... era como un cosquilleo suave, incluso agradable, así que me relajé.
Mi hermana tomó la cámara de video y grabó todo el proceso. Había terminado con el delineado, y ahora empezaba a rellenar los símbolos. En este punto la sensación cambió, ya no era agradable, mi piel estaba enrojecida y sangraba ligeramente, además, el rellenado parecía como si estuviera coloreando a mano sobre un papel y era verdaderamente doloroso, pero creo que soportable. Media hora después, limpió los restos de tinta que cubrían mi pierna y me dijo "listo, terminamos". Me puse de pié de un salto y fui al espejo... quedé maravillado, era justo lo que quería. Pedí las indicaciones de cuidados, agradecí a todos y salí felíz con mi nueva obrade arte. Siguiente parada: el Congo, uno de mis antros favoritos de Cancún.
-----
En este punto me doy cuenta que aún tengo mucho que contar, pero si lo hiciera,esta entrada del blog sería larguísima y los cansaría de leer, o tendría que dividirlo en varios temas, así que mejor omito detalles sin importancia y avanzo a lo siguiente: Los Blogs.
Justo antes de empezar a escribir este texto, regresaba del cine en una noche familiar. Mis papás, mi hermana y yo fuimos a ver Julie&Jules, la historia de una chica que se hace famosa por escribir un blog sobre su experiencia cocinando todas y cada una de las recetas de una señora americana, apasionada por la cocina francesa, quien escribe un libro sobre cómo cocinar al estilo francés en Estados Unidos.
No se trata de una película nominada a un premio Oscar, ni mucho menos, pero es motivante y un excelente aliciente, y más porque yo mismo escribo este pequeño blog desde hace algunos pocos años.
Jamás he sido constante y eso porque trato de siempre contar algo que de verdad valga la pena hacerlo, pero los comentarios de todos ustedes me invitan a seguirlo haciendo.
Hace poco, justo en los primeros días de enero, una amiga de Holanda, Lynn, me envió un link sobre The Day Zero Project, una página de internet que te invita a escribir tus propósitos de año nuevo y tratar de cumplirlos en un plazo de mil y un días, así que decidí iniciar el propio.
La verdad es que tenía seco el cerebro y sólo se me ocurrían propósitos realmente estúpidos, así que le pedí ayuda a mi amiga Aly, y me sugirió uno que de verdad me sonó descabellado: "Escribir un libro", y a pesar de eso, decidí anotarlo. Jamás imaginé siquiera tomarlo en cuenta, no porque no me gustara la idea, de hecho la amé, sino porque no me sentía capáz de hacerlo, pero escribí medio guión de una historia basada en una historia real y compartí diversos fragmentos con algunas personas y sus comentarios me motivaron, más que eso, me hicieron convencerme de que la frase "Para serlo hay que creerlo" es verdad, así que por un momento me sentí escritor, que digo sentirme, me creí escritor... y como si de pronto me iluminara, ideas, nombres, ciudades, "plots" y muchas cosas más empezaron a llegar a mi cabeza.
No quería perder ninguna, así que comencé a escribirlas. Cuando me di cuenta, ya tenía perfectamente definido a un personaje, desde su origen, hasta el desarrollo y final de su historia. Aún falta mucho por escribir, imaginar, inventar, vivir, y francamente, no creo que sea algo que se termine en 1001 dias, pero la decisión está tomada.
Debo decir que es gracias a todos ustedes, mis amigos y lectores, que con sus comentarios, me convencieron de tomar esta decisión. En cada uno de los blogs escritos, por lo menos uno de ustedes me comentó que debería escribir un libro, así que... sorpresa! EN ESO ESTOY!, sin ustedes, jamás lo habría siquiera intentado, GRACIAS.
Así me despido por hoy, no sin antes comentarles que como deben suponer, lo que estoy escribiendo es de fantasía, pero con un toque muy mexicano, o al menos eso creo. Ya veremos si en un futuro, lo vemos publicado e alguna librería, o quién sabe, igual y en un E-Book.
Hasta la próxima. No olviden comentar, para mí es muy importante lo que piensan.
martes, 19 de enero de 2010
Cuantas veces no hemos estado insomnes en nuestra vida? Y más en estos tiempos en que la tecnología nos absorbe como si de ella dependiera nuestra existencia.
Y es que se me viene a la mente un mensaje escrito por un primo en una red social: "Maldito Facebook, me tienes despierto, son las 3 de la mañana y eso que me desperté a las 4:30 am"... La culpa la tiene el Facebook? O la culpa la tiene cupido?... Vaya estupidez de canción, en fin.
El caso es que yo también caí presa de algo similar: me declaro adicto a Twitter, pero he de aclarar que solo lo utilizo como medio de información, es decir, estoy "siguiendo" a personas encargadas de brindar noticias minuto a minuto de lo que pasa en el mundo real, y como ya me conocen, también sigo noticias del mundo del cine... Y vaya que eso me deja insomne!
Pero no conforme con solo estar conectado a las redes sociales, desde hace un mes aproximadamente que compre mi primera tarjeta de prepago iTunes... Dios! Que me he vuelto adicto a las descargas musicales y de Apps nocturnas. (para quienes no están familiarizados con el titulo, App es la abreviación para aplicación en el iPhone o iPod Touch).
El caso es que, son las 5:20 de la mañana del martes 19 de enero, y estoy escribiendo este blog desde una nueva app para mi telefono, que bajé hace pocos minutos, y que dicho sea de paso, me costó 40 pesos, pero vaya que está mona.
Creo que ha llegado la hora de despedirme. Este día me he propuesto, a pesar de que casi son 5:30, levantarme a mas tardar a las 9 am, porque me urge re-acomodar mi horario de sueño, el miércoles regreso a la escuela y al gimnasio, y no puedo estar desvelandome de más, así que digo adiós, pero prometiendo escribir mas seguido, ahora que tengo esta preciosidad de editor de textos.
Y A TÍ, QUÉ TE CAUSA INSOMNIO?, Deja un comentario con tu respuesta.
C-ya!
Y es que se me viene a la mente un mensaje escrito por un primo en una red social: "Maldito Facebook, me tienes despierto, son las 3 de la mañana y eso que me desperté a las 4:30 am"... La culpa la tiene el Facebook? O la culpa la tiene cupido?... Vaya estupidez de canción, en fin.
El caso es que yo también caí presa de algo similar: me declaro adicto a Twitter, pero he de aclarar que solo lo utilizo como medio de información, es decir, estoy "siguiendo" a personas encargadas de brindar noticias minuto a minuto de lo que pasa en el mundo real, y como ya me conocen, también sigo noticias del mundo del cine... Y vaya que eso me deja insomne!
Pero no conforme con solo estar conectado a las redes sociales, desde hace un mes aproximadamente que compre mi primera tarjeta de prepago iTunes... Dios! Que me he vuelto adicto a las descargas musicales y de Apps nocturnas. (para quienes no están familiarizados con el titulo, App es la abreviación para aplicación en el iPhone o iPod Touch).
El caso es que, son las 5:20 de la mañana del martes 19 de enero, y estoy escribiendo este blog desde una nueva app para mi telefono, que bajé hace pocos minutos, y que dicho sea de paso, me costó 40 pesos, pero vaya que está mona.
Creo que ha llegado la hora de despedirme. Este día me he propuesto, a pesar de que casi son 5:30, levantarme a mas tardar a las 9 am, porque me urge re-acomodar mi horario de sueño, el miércoles regreso a la escuela y al gimnasio, y no puedo estar desvelandome de más, así que digo adiós, pero prometiendo escribir mas seguido, ahora que tengo esta preciosidad de editor de textos.
Y A TÍ, QUÉ TE CAUSA INSOMNIO?, Deja un comentario con tu respuesta.
C-ya!
lunes, 3 de agosto de 2009
REAL DE CATORCE - Día 2

Fragmento Día 1:
"Bebimos y estuvimos despiertos hasta las 4 de la mañana, platicamos increiblemente y después, a dormir... El siguiente, sería un día muy, muy largo y con muy poco tiempo."
.........
Programé mi alarma del celular a las 9 de la mañana. La verdad es que había bebido demasiado, que ni cuenta me di de a qué hora se acostó Fernando, y eso que la cama se movía horriblemente con solo acomodarse uno. La delgada cortina que cubría la ventana, dejaba pasar casi por completo los rayos del sol, por lo que antes de la hora programada, mis ojos se abrieron, consulté el reloj... eran a penas las 8:30, pero me sentía muy cansado, por lo que la volví a poner a las 10.
9:40 am TOC!, TOC!, TOC!... Fernando saltó de la cama y asustado preguntó "¿Qué pasó?"; yo apenas abrí los ojos, voltié a verlo y le dije: "Tranquilo, debe de ser Leonela, duérmete", jajaja y sin pensarlo se volvió a dormir, dejándola parada en la puerta. En punto de las 10 sonó mi despertador y Fer se levantó directo a la ducha, yo aproveché para seguir durmiendo. Cuando salió, no tuve más remedio que despertarme, estirarme y meterme al agua.
Con sólo sentarme en la cama, sentí que el estómago se me saldría por la boca y la nariz... definitivamente tenía una cruda marca Diablo. Corrí al baño para evitar un "accidente", pero nada, sólo era la asquerosa sensación de náuseas. Abrí la regadera con el agua caliente y así me metí, casi me sentía en un caldo de pollo, pero había leído que un cambio brusco de temperatura hace reaccionar al cuerpo. Terminé de bañarme, y antes de cerrar las llaves de agua, abrí por completo la fría y cerré la caliente. ¡El shock fue terrible!, por la noche la temperatura bajó considerablemente y el agua helada se sentía como miles de cuchillos cayendo sobre mi; no grité para que Fernando no se riera de mi.
Realmente funcionó; me sentía despierto, fresco y animado. Salí pasadito de las 11; Fernando estaba parado en la puerta con una botellita de agua mineral en la mano, "¡Justo lo que necesito!", pensé y le pedí un poco, le dí un buen trago y lo escupí inmediatamente. "¡Estás loco!, ¿Qué te pasa wey?, ¡esto es Whisky!, ¡NO MAMES!, todavía ni desayunas cabrón", le dije; él sólo se rió y me dijo "No hay que perder tiempo".
Salimos del cuarto. Mi hermana y mi prima nos esperaban desesperadas porque tenían hambre y ya eran casi las 11:30 de la mañana. Bajamos el montón de escalones que nos separaban de las empinadas calles de Real de Catorce. Decidimos desayunar en unos pequeños puestecillos de comida tradicional potosina (Tacos rojos, enchiladas y gorditas), a unas cuadras de nuestro hotel.
Tan sólo oler la grasa con la que freían la comida, me devolvió el asco y el dolor de cabeza. "Yo nada más quiero una Coca, no creo poder comer nada más", dije. Se rieron de mi cuando no pude ni tomarme el refresco, el asco no me dejó. Se acercó a nosotros un chavo que nos ofrecía un paseo en Willy's, 3 horas en un Jeep de los años 40, que pasaría por toda la sierra, hasta bajar al desierto. $120 pesos no sonaba nada mal, por lo que de inmediato dijimos que si, pero que nos esperara, pues tenían que terminar de desayunar y después teníamos que ir al hotel por nuestras cosas; el chavo se ofreció a llevarnos al hotel y de ahí partir hacia la aventura.
Yo no pude aguantar más, les dije que no desayunaría y que los esperaba en el hotel, quería descansar un poco más, me sentía realmente de la fregada. Camino a la habitación, pasé por una tienda, compré dos Sal De Uvas, una botella de agua y un Gatorade. Llegando me tomé los dos sobres con el "remedio" y me tiré a dormir. Casi 40 minutos después llegó Fernando, arreglamos todas nuestras cosas y bajamos. El carrito era bastante mono: un compacto camioncito color azul, casi cayéndose a pedazos, estaba estacionado en la entrada de nuestro hotel. Por las condiciones en las que yo estaba, pedí el asiento de adelante. Dos chavos más se subieron en la parte de atrás, junto con mi hermana y Leonela. El loco de Fernando, decidió irse en el techo del Willy.
En cuanto arrancó, parecía que el Jeep se desarmaría por completo, todo le tronaba... hasta la reversa. En poco tiempo dejamos atrás el pueblo fantasma en el que estábamos y comenzamos a bajar por una pronunciada pendiente a la orilla de altos barrancos y escarpados riscos. Cuando me di cuenta de que por el camino en el que íbamos sólo podría pasar un carro, y que la altura del barranco por el que pasábamos era muy, pero muy considerable, la peda, cruda o lo que fuera, se me quitó en ese maldito instante. "Ángel del buen camino, acompáñanos y llévanos con bien a nuestro destino", era lo que rezaba constantemente en mi cabeza, una oración que mi abuela nos enseñó desde que estábamos pequeños... Y que mejor momento que ese para emplearla.
Bajamos, y bajamos, mientras yo rezaba y rezaba, y seguía rezando. Una hora y algo después, llegamos al desierto. La carretera pasaba justo por en medio de una inmensa planicie llena de arbustos pequeños y palmeras de desierto. *De pronto, un ruido ensordecedor nos aturdió a todos, el aire elevaba enormes nubes de polvo y el Jeep se movía de un lado a otro. "¡Agárrense!", gritó nuestro guía, mientras el auto empezaba a girar lentamente. Me asomé por la ventana, no podía creer lo que estaba viendo por fuera, era algo que sólo había visto en las películas y que no sabía que también pasara en nuestro país. Me quedé asombrado por la belleza de ese fenómeno, pero también me moría de miedo por dentro. Tenía ante mi un enorme tornado que subía hasta el cielo. No se cuánto tiempo pasó, sentí que fueron horas, pero poco a poco ese monstruo fué desapareciendo, y después de unos minutos de calma, retomamos el camino.
Por fin nos detuvimos. Mi chamarra negra, era ahora blanca de tanta tierra y arena de desierto. Fernando saltó del techo, se sacudió todo el polvo y me dijo: Ponte a buscar. No supe a qué se refería, sólo caminé siguiendo al guía. Todos formamos un semi círculo alrededor de una pequeña flor con forma de espinas que estaba en el piso, debajo de un pequeño matorral, como los que abundaban en todo el desierto. "Esto, es un peyote brujo, una rara especie de cáctus que crece debajo de estos matorrales que se llaman Gobernadora. Este peyote no se come, es tóxico, en cambio, tiene unos vellitos que se fuman como si fuera marihuana", dijo el guía. "Si se fijan bien", continuó, "Encontrarán esta especie de cáctus con forma de flor verde, ese es el peyote huichol, ese es el que se come y te da buenos viajes, a eso venimos, a buscarlo. ¡Vamos!, busquen, aquí hay mucho".
No tuvo que decírnoslo dos veces. Nos explicó que hay dos tipos de peyote comestible, el macho y la hembra. El macho se encuentra solo, debajo de una gobernadora, mientras que la hembra se encuentra igual, debajo de ese matorral, pero rodeada de muchos peyotes más. También nos dijo que no todos tienen el efecto alucinógeno, tiene que ser un peyote maduro, con más de 6 o 7 gajos,ya que los pequeños no tienen el narcótico que todos buscamos.
Encontrarlos no fué tan fácil como creimos, pues a pesar de que abunda en casi todas las gobernadoras, se encuentra cubierto por la tierrecilla del desierto, por lo que es muy difícil verlo. Hallar una pieza fue como un trofeo. Realmente, estar ahí buscando el "Fruto sagrado de los Huicholes", era como estar de cacería. Cuenta la leyenda, que el pueblo Huichol se encontraba hace muchos, muchos años, muriendo por hambre y enfermedades, por lo que los ancianos de la tribu, mandaron a cuatro cazadores al desierto, a ver que encontraban. Durante días persiguieron a un venado que los llevaba de un lugar a otro. Cuando por fin estuvieron cerca de él, el animal saltó detrás de una gobernadora y desapareció. Los cazadores corrieron a su encuentro, pensando que se habría metido en una grieta del suelo, pero lo que hallaron, fue un grupo de peyotes con forma de venado. Lo cortaron y lo llevaron ante los ancianos, lo repartieron entre la gente y el hambre y las enfermedades desaparecieron. Desde entonces, el peyote es sagrado para la comunidad indígena de la región. Sin embargo, grupos de turistas como nosotros, vamos en busca de él sólo por diversión, sin ningún fin espiritual o medicinal.
Después de casi una hora de estar buscando, conseguimos lo suficiente para un viaje para cada uno. Se necesitan dos peyotes grandes para alucinar chido, sin malviajes, al menos eso nos dijo el guía. Probarlo, pero sobre todo tragarlo fue toda una experiencia. El sabor es realmente asqueroso, es más, no se como describirlo, es amarguísimo, ácido, biscozo y suave, todo a la vez. "Ahorita no van a sentir nada, toma una o dos horas en hacer efecto, en lo que lo digieren, y el viaje puede durar entre 5 y 6 horas", nos dijo el chavo. Seguimos con el trayecto, ahora de regreso.
Subimos otra vez el empinado camino empedrado. En el trayecto, comíamos gajitos de peyote poco apoco; mi hermana no soportó el amargo sabor y lo escupió: mejor, más para nosotros tres. Llegamos a un conjunto de ruinas justo en el medio de dos enormes montañas. Una altísima chimenea se levantaba entre las rocas de las paredes de los cerros. Bajamos y admiramos la belleza del lugar. Las paredes de las construcciones estaban cubiertas de musgo verde y crecían entre ellas enormes plantas y agaves gigantes.
"Esta, es la mina el Socavón, una de las más importantes de todo el Real. De cada tonelada extraida de la mina, 900 kilos eran plata pura y 100 kilos eran escombro o desecho. Se dice que aquí habitaba un grupo indígena llamado Los Negritos, que sabían perfectamente que la plata valía mucho para los blancos. Un español que sabía de las altas concentraciones del metal, envió a 14 guerreros a entablar un tratado de paz con el líder de la tribu, pero éste les cortó la cabeza y las colgó en los 4 cerros que rodean a Real, de ahí viene el nombre de Real de Catorce, por los guerreros que murieron tratando de establecer la paz", nos contó nuestro guía.
Después de la explicación, salimos a explorar. Era realmente impresionante sentir el aire fresco, y sobre todo puro, entrar en los pulmones y salir. Caminamos hacia la entrada de la mina. Un viento extremadamente frío salía de ella, y la obscuridad interna hacía que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo, era como ver una boca de lobo abierta de par en par, y nosotros nos disponíamos a entrar.
No se en qué momento me autonombré "guía oficial", pero yo iba al frente de todos. Nuestros pasos hacían eco cuando pisábamos el suave piso fangoso de la cueva. La obscuridad era total. Saqué mi celular, pero su luz solo alumbraba unos cuántos centímetros al frente. Uno de los chicos que venían con nosotros, sacó una pequeña lamparilla que tenía su celular, y ya con los dos alumbramos el camino. Avanzamos 20 metros aproximadamente, cuando una mancha negra en el suelo me hizo detener el paso. ¡Alto!, les dije, "Hasta aquí llegamos" - Un agujero estaba al frente de nosotros, en el que se encontraba una pequeña caida de agua. Dimos meda vuelta y regresamos. Leonela y yo moríamos de sed, y sin pensarlo, tomamos un poco de la helada agua que corria por la cueva. Deliciosa.
Las horas habían pasado sin que nos diéramos cuenta. Abordamos de nuevo el Jeep y emprendimos el regreso. Nos quedaba muy poco tiempo antes de alcanzar el último autobús que sale de Real. Llegamos al pueblo, compramos algunas cosillas y corrimos hacia la entrada. El túnel Ogarrio nos esperaba, obscuro y frío, tal y como lo habíamos dejado el día anterior. Esperamos algunos minutos y subimos al camioncito.
No se qué pasó.... fue como si nos hubieran activado un chip a los tres, pero Leonela, Fernando y yo nos volteamos a ver casi al mismo tiempo. "¿Ves lo que yo?", me preguntó Fer. "No se que veas tu, pero veo algo", le dije. Leonela se volvió hacia mi y me dijo "¿Sientes algo?"... "si, definitivamente si, pero chido ¿no?", le contesté. "bien chido", me confirmó.
Y ahí comenzó el segundo viaje... pero eso se los cuento después.
*Pd. Exageré con lo del tornado, no dimos vueltas, ni había aire, ni tierra, ni nos asustamos jajaja si lo vimos, pero muy, muy lejos de nosotros. Nada más era para hacerlo más interesante. Un abrazo a todos y espero sus comentarios.
"Bebimos y estuvimos despiertos hasta las 4 de la mañana, platicamos increiblemente y después, a dormir... El siguiente, sería un día muy, muy largo y con muy poco tiempo."
.........
Programé mi alarma del celular a las 9 de la mañana. La verdad es que había bebido demasiado, que ni cuenta me di de a qué hora se acostó Fernando, y eso que la cama se movía horriblemente con solo acomodarse uno. La delgada cortina que cubría la ventana, dejaba pasar casi por completo los rayos del sol, por lo que antes de la hora programada, mis ojos se abrieron, consulté el reloj... eran a penas las 8:30, pero me sentía muy cansado, por lo que la volví a poner a las 10.
9:40 am TOC!, TOC!, TOC!... Fernando saltó de la cama y asustado preguntó "¿Qué pasó?"; yo apenas abrí los ojos, voltié a verlo y le dije: "Tranquilo, debe de ser Leonela, duérmete", jajaja y sin pensarlo se volvió a dormir, dejándola parada en la puerta. En punto de las 10 sonó mi despertador y Fer se levantó directo a la ducha, yo aproveché para seguir durmiendo. Cuando salió, no tuve más remedio que despertarme, estirarme y meterme al agua.
Con sólo sentarme en la cama, sentí que el estómago se me saldría por la boca y la nariz... definitivamente tenía una cruda marca Diablo. Corrí al baño para evitar un "accidente", pero nada, sólo era la asquerosa sensación de náuseas. Abrí la regadera con el agua caliente y así me metí, casi me sentía en un caldo de pollo, pero había leído que un cambio brusco de temperatura hace reaccionar al cuerpo. Terminé de bañarme, y antes de cerrar las llaves de agua, abrí por completo la fría y cerré la caliente. ¡El shock fue terrible!, por la noche la temperatura bajó considerablemente y el agua helada se sentía como miles de cuchillos cayendo sobre mi; no grité para que Fernando no se riera de mi.
Realmente funcionó; me sentía despierto, fresco y animado. Salí pasadito de las 11; Fernando estaba parado en la puerta con una botellita de agua mineral en la mano, "¡Justo lo que necesito!", pensé y le pedí un poco, le dí un buen trago y lo escupí inmediatamente. "¡Estás loco!, ¿Qué te pasa wey?, ¡esto es Whisky!, ¡NO MAMES!, todavía ni desayunas cabrón", le dije; él sólo se rió y me dijo "No hay que perder tiempo".
Salimos del cuarto. Mi hermana y mi prima nos esperaban desesperadas porque tenían hambre y ya eran casi las 11:30 de la mañana. Bajamos el montón de escalones que nos separaban de las empinadas calles de Real de Catorce. Decidimos desayunar en unos pequeños puestecillos de comida tradicional potosina (Tacos rojos, enchiladas y gorditas), a unas cuadras de nuestro hotel.
Tan sólo oler la grasa con la que freían la comida, me devolvió el asco y el dolor de cabeza. "Yo nada más quiero una Coca, no creo poder comer nada más", dije. Se rieron de mi cuando no pude ni tomarme el refresco, el asco no me dejó. Se acercó a nosotros un chavo que nos ofrecía un paseo en Willy's, 3 horas en un Jeep de los años 40, que pasaría por toda la sierra, hasta bajar al desierto. $120 pesos no sonaba nada mal, por lo que de inmediato dijimos que si, pero que nos esperara, pues tenían que terminar de desayunar y después teníamos que ir al hotel por nuestras cosas; el chavo se ofreció a llevarnos al hotel y de ahí partir hacia la aventura.
Yo no pude aguantar más, les dije que no desayunaría y que los esperaba en el hotel, quería descansar un poco más, me sentía realmente de la fregada. Camino a la habitación, pasé por una tienda, compré dos Sal De Uvas, una botella de agua y un Gatorade. Llegando me tomé los dos sobres con el "remedio" y me tiré a dormir. Casi 40 minutos después llegó Fernando, arreglamos todas nuestras cosas y bajamos. El carrito era bastante mono: un compacto camioncito color azul, casi cayéndose a pedazos, estaba estacionado en la entrada de nuestro hotel. Por las condiciones en las que yo estaba, pedí el asiento de adelante. Dos chavos más se subieron en la parte de atrás, junto con mi hermana y Leonela. El loco de Fernando, decidió irse en el techo del Willy.
En cuanto arrancó, parecía que el Jeep se desarmaría por completo, todo le tronaba... hasta la reversa. En poco tiempo dejamos atrás el pueblo fantasma en el que estábamos y comenzamos a bajar por una pronunciada pendiente a la orilla de altos barrancos y escarpados riscos. Cuando me di cuenta de que por el camino en el que íbamos sólo podría pasar un carro, y que la altura del barranco por el que pasábamos era muy, pero muy considerable, la peda, cruda o lo que fuera, se me quitó en ese maldito instante. "Ángel del buen camino, acompáñanos y llévanos con bien a nuestro destino", era lo que rezaba constantemente en mi cabeza, una oración que mi abuela nos enseñó desde que estábamos pequeños... Y que mejor momento que ese para emplearla.
Bajamos, y bajamos, mientras yo rezaba y rezaba, y seguía rezando. Una hora y algo después, llegamos al desierto. La carretera pasaba justo por en medio de una inmensa planicie llena de arbustos pequeños y palmeras de desierto. *De pronto, un ruido ensordecedor nos aturdió a todos, el aire elevaba enormes nubes de polvo y el Jeep se movía de un lado a otro. "¡Agárrense!", gritó nuestro guía, mientras el auto empezaba a girar lentamente. Me asomé por la ventana, no podía creer lo que estaba viendo por fuera, era algo que sólo había visto en las películas y que no sabía que también pasara en nuestro país. Me quedé asombrado por la belleza de ese fenómeno, pero también me moría de miedo por dentro. Tenía ante mi un enorme tornado que subía hasta el cielo. No se cuánto tiempo pasó, sentí que fueron horas, pero poco a poco ese monstruo fué desapareciendo, y después de unos minutos de calma, retomamos el camino.
Por fin nos detuvimos. Mi chamarra negra, era ahora blanca de tanta tierra y arena de desierto. Fernando saltó del techo, se sacudió todo el polvo y me dijo: Ponte a buscar. No supe a qué se refería, sólo caminé siguiendo al guía. Todos formamos un semi círculo alrededor de una pequeña flor con forma de espinas que estaba en el piso, debajo de un pequeño matorral, como los que abundaban en todo el desierto. "Esto, es un peyote brujo, una rara especie de cáctus que crece debajo de estos matorrales que se llaman Gobernadora. Este peyote no se come, es tóxico, en cambio, tiene unos vellitos que se fuman como si fuera marihuana", dijo el guía. "Si se fijan bien", continuó, "Encontrarán esta especie de cáctus con forma de flor verde, ese es el peyote huichol, ese es el que se come y te da buenos viajes, a eso venimos, a buscarlo. ¡Vamos!, busquen, aquí hay mucho".
No tuvo que decírnoslo dos veces. Nos explicó que hay dos tipos de peyote comestible, el macho y la hembra. El macho se encuentra solo, debajo de una gobernadora, mientras que la hembra se encuentra igual, debajo de ese matorral, pero rodeada de muchos peyotes más. También nos dijo que no todos tienen el efecto alucinógeno, tiene que ser un peyote maduro, con más de 6 o 7 gajos,ya que los pequeños no tienen el narcótico que todos buscamos.
Encontrarlos no fué tan fácil como creimos, pues a pesar de que abunda en casi todas las gobernadoras, se encuentra cubierto por la tierrecilla del desierto, por lo que es muy difícil verlo. Hallar una pieza fue como un trofeo. Realmente, estar ahí buscando el "Fruto sagrado de los Huicholes", era como estar de cacería. Cuenta la leyenda, que el pueblo Huichol se encontraba hace muchos, muchos años, muriendo por hambre y enfermedades, por lo que los ancianos de la tribu, mandaron a cuatro cazadores al desierto, a ver que encontraban. Durante días persiguieron a un venado que los llevaba de un lugar a otro. Cuando por fin estuvieron cerca de él, el animal saltó detrás de una gobernadora y desapareció. Los cazadores corrieron a su encuentro, pensando que se habría metido en una grieta del suelo, pero lo que hallaron, fue un grupo de peyotes con forma de venado. Lo cortaron y lo llevaron ante los ancianos, lo repartieron entre la gente y el hambre y las enfermedades desaparecieron. Desde entonces, el peyote es sagrado para la comunidad indígena de la región. Sin embargo, grupos de turistas como nosotros, vamos en busca de él sólo por diversión, sin ningún fin espiritual o medicinal.
Después de casi una hora de estar buscando, conseguimos lo suficiente para un viaje para cada uno. Se necesitan dos peyotes grandes para alucinar chido, sin malviajes, al menos eso nos dijo el guía. Probarlo, pero sobre todo tragarlo fue toda una experiencia. El sabor es realmente asqueroso, es más, no se como describirlo, es amarguísimo, ácido, biscozo y suave, todo a la vez. "Ahorita no van a sentir nada, toma una o dos horas en hacer efecto, en lo que lo digieren, y el viaje puede durar entre 5 y 6 horas", nos dijo el chavo. Seguimos con el trayecto, ahora de regreso.
Subimos otra vez el empinado camino empedrado. En el trayecto, comíamos gajitos de peyote poco apoco; mi hermana no soportó el amargo sabor y lo escupió: mejor, más para nosotros tres. Llegamos a un conjunto de ruinas justo en el medio de dos enormes montañas. Una altísima chimenea se levantaba entre las rocas de las paredes de los cerros. Bajamos y admiramos la belleza del lugar. Las paredes de las construcciones estaban cubiertas de musgo verde y crecían entre ellas enormes plantas y agaves gigantes.
"Esta, es la mina el Socavón, una de las más importantes de todo el Real. De cada tonelada extraida de la mina, 900 kilos eran plata pura y 100 kilos eran escombro o desecho. Se dice que aquí habitaba un grupo indígena llamado Los Negritos, que sabían perfectamente que la plata valía mucho para los blancos. Un español que sabía de las altas concentraciones del metal, envió a 14 guerreros a entablar un tratado de paz con el líder de la tribu, pero éste les cortó la cabeza y las colgó en los 4 cerros que rodean a Real, de ahí viene el nombre de Real de Catorce, por los guerreros que murieron tratando de establecer la paz", nos contó nuestro guía.
Después de la explicación, salimos a explorar. Era realmente impresionante sentir el aire fresco, y sobre todo puro, entrar en los pulmones y salir. Caminamos hacia la entrada de la mina. Un viento extremadamente frío salía de ella, y la obscuridad interna hacía que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo, era como ver una boca de lobo abierta de par en par, y nosotros nos disponíamos a entrar.
No se en qué momento me autonombré "guía oficial", pero yo iba al frente de todos. Nuestros pasos hacían eco cuando pisábamos el suave piso fangoso de la cueva. La obscuridad era total. Saqué mi celular, pero su luz solo alumbraba unos cuántos centímetros al frente. Uno de los chicos que venían con nosotros, sacó una pequeña lamparilla que tenía su celular, y ya con los dos alumbramos el camino. Avanzamos 20 metros aproximadamente, cuando una mancha negra en el suelo me hizo detener el paso. ¡Alto!, les dije, "Hasta aquí llegamos" - Un agujero estaba al frente de nosotros, en el que se encontraba una pequeña caida de agua. Dimos meda vuelta y regresamos. Leonela y yo moríamos de sed, y sin pensarlo, tomamos un poco de la helada agua que corria por la cueva. Deliciosa.
Las horas habían pasado sin que nos diéramos cuenta. Abordamos de nuevo el Jeep y emprendimos el regreso. Nos quedaba muy poco tiempo antes de alcanzar el último autobús que sale de Real. Llegamos al pueblo, compramos algunas cosillas y corrimos hacia la entrada. El túnel Ogarrio nos esperaba, obscuro y frío, tal y como lo habíamos dejado el día anterior. Esperamos algunos minutos y subimos al camioncito.
No se qué pasó.... fue como si nos hubieran activado un chip a los tres, pero Leonela, Fernando y yo nos volteamos a ver casi al mismo tiempo. "¿Ves lo que yo?", me preguntó Fer. "No se que veas tu, pero veo algo", le dije. Leonela se volvió hacia mi y me dijo "¿Sientes algo?"... "si, definitivamente si, pero chido ¿no?", le contesté. "bien chido", me confirmó.
Y ahí comenzó el segundo viaje... pero eso se los cuento después.
*Pd. Exageré con lo del tornado, no dimos vueltas, ni había aire, ni tierra, ni nos asustamos jajaja si lo vimos, pero muy, muy lejos de nosotros. Nada más era para hacerlo más interesante. Un abrazo a todos y espero sus comentarios.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)