Día 18 - La Excelencia del trabajador

Ok, se que dije que continuaría con el texto de "los Besos", pero pasó un evento de mayor relevancia y que me llena de orgullo y emoción. Aly, un besote. Gracias por esperar día a día la "literatura de hoy" con referencia a mis historias, ¡te quiero!
Cuando estaba en el D.F. no tenía muchas ganas de regresar, es más tenía planes de quedarme hasta el 20 de octubre y disfrutar un poco más de esas vacaciones más que merecidas, sin embargo una llamada telefónica nos hizo cambiar de opinión.
Esa tarde estabamos haciendo nada en la casa, mi abue, mi mamá y yo tirados en el sillón con una plática sin sentido y sin mayor relevancia cuando de pronto el teléfono sonó. Por el identificador de llamadas supimos que se trataba de mi papá y mi mamá contestó con el speaker a todo volumen para que pudieramos escuchar la plática.
Escuchar la voz de mi papá me emocionó, hacía un mes que no lo escuchaba, habíamos platicado muchas veces por mensajes pero hacía tiempo que no conversabamos hablando. La charla empezó como todas las que se hacen a distancia, con preguntas vagas pero llenas de interés, ¿cómo están?, ¿qué tal el frío?, ¿cuándo vienen?... Con respuesta a esa última pregunta le dijimos que el 20 de Octubre pues mi mamá tenía una cita con el médico el 18 y yo tenía que ir a una firma de autógrafos, literalmente mi hermana me dijo "Si no vas y me traes el disco autografíado no regreses". Por mi no regresaba jajaja pero ¿y mis cosas?
Después de decirle la fecha mi papá se quedó callado. Inmediatamente mi mamá se preocupó, algo no andaba bien. Quitó el speaker por miedo a que la conversación pasara de pública a privada. No se qué le diría mi papá el caso es que pronto volvimos a escucharlo... -"Necesito que vengan el 16 o 17 de Octubre" - "¿Pasó algo?" (silencio...) -"Si... no se cómo decirles..."
En este punto mi pobre madre estaba a punto de caer en un ataque de histeria. No hablaba pero su mirada lo decía todo, mi papá después de un tiempo volvió a hablar. "En la oficina quieren hablar conmigo el 18, quiero que estén ahí". Inmediatamente pensé lo peor, 28 años de trabajo, casi 55 años de edad, su jubilación estaba en la puerta, ¿A caso era esta la manera de liquidarlo y no darle su pensión de por vida?... ¿a tan sólo meses de que pudiera descansar de tanto trabajo?. Mi mamá siguió muda, mi abue sólo movía las manos, nadie dijo nada pero creo que los tres pensamos lo mismo. -"¿Todo está bien?" preguntó mi mamá después de un tiempo -" Si, no te preocupes, lo que pasa es que cada año dan un reconocimiento a un trabajador y pues parece que este año me tocó a mi, la ceremonia va a ser el 18 a las 9 am..."

Prefiero saltarme toda la parte dónde lo felicitamos, casi brincamos y gritamos de alegría por que si no el relato sería muy largo, mejor nos vamos al día de la Ceremonia.

La noche anterior me había desvelado haciendo realmente nada, así que como deben de imaginarse me costó un año poder abrir los ojos y despertar por completo, nada que un buen baño con agua fría no pueda arreglarse, pero aun así cuesta mucho hacerlo. Mi desayuno: un vaso de agua y vamonos, ya se nos había hecho tarde.
8:45 am, que grosería señor, eso no se le hace a una persona decente. ¿Quién en su sano juicio programa una ceremonia a las 9 de la madrugada? y peor aún, cuando saben que uno de los hijos del festejado se desvela a lo pendejo... eso es no tener.... ¡abuela!
Llegamos a la CFE en punto de las 9 am. El pasillo de entrada estaba vacío así que mi papá nos metió a su oficina y nos dio un pocoo de café y galletitas de avena (muy buenas por cierto) y esperamos unos minutos. Poco después un ingeniero le dijo a mi papá que lo acompañaramos al centro de ceremonias, un lugarcillo semi al aire libre pero muy bien arreglado. Lo que vi realmente me sorprendio. Había un presidium con los nombres de 5 o 6 personalidades de la compañía. Sillas como para 100 personas, cada una ocupada ya por los trabajadores, incluso otros más se encontraban sentados. Al frente 6 lugares vacíos, para nosotros 4 y para otras dos personas en la primera fila. 6 camarógrafos (yo incluido, solo que ellos fotográficos y yo me encargaba de hacer la crónica en video).
Inició la ceremonia puntual. Un ingeniero y compañero de mi papá fue designado como "Maestro de Ceremonias" y dio la bienvenida a todos. Fue emocionante oir los aplausos cuando dijeron el motivo del encuentro "Celebrar el reconocimiento al esfuerzo de Ramón Marfil en CFE". Después de leer su curriculum, dar algunos datos sobre mi papá como persona y de mi mamá, mi hermana y yo como familia, cedió el microfono a dos personalidades del presidium. De momento no supe quienes eran (después me enteré cuando mi mamá me explicó). Uno era el jefe de mi papá, el personaje que ocupó el puesto que dejó el ingeniero Miguel Ángel Sol y el otro era el Director del Sindicato de trabajadores.
El primero habló pausado, dándo la bienvenida, recordando el motivo de la ceremonia y recordando también viejos momentos vividos en compañía de mi papá y sus colegas. El segundo personaje se sonrojó al recibir el micrófono, al parecer había solicitado con anterioridad no hablar en público por que se ponía nervioso, pero no se negó a hacerlo.
Se notaba muy nervioso pero habló con fuerza. Lo primero que hizo fue felicitarnos como familia, por el apoyo a mi padre y por aguantar tantas horas de su trabajo. Dejó el micrófono y habló de muchas cosas; del desempeño de mi papá, de la fidelidad incondicional que ha demostrado hacia la empresa, pero lo más importante es que él dijo de que se trataba el reconocimiento.
-"Muchas empresas dedican un reconocimientos cada 30 días y son conocidos como El empleado del mes, con la finalidad de motivar a sus trabajadores. En CFE las cosas no son tan diferentes. La empresa también da un reconocimiento, pero este se llama Medalla Adolfo López Mateos para la Excelencia en el Trabajo. Lo que la hace diferente, es que esa medalla se otorga únicamente a la persona que ha sido excepcional durante toda su vida, Ramón es esa persona".
Nunca pensé sentir una emoción como la de ese día. Un perfecto desconocido estaba diciendo frente a mi y muchas, muchas más personas que mi papá era excelente persona y trabajador además de amigo. Giré a ver a mi mamá, era un mar de lágrimas, sostenía con fuerza la mano de mi papá que se veia emocionalmente turbado, tenía los ojos llenos de agua, pero una enorme sonrisa en los labios.
Le pidieron que se pusiera de pié, todos los demás hicimos lo mismo. -"Ramón, te entrego esta medalla y les presento a la Excelencia del Trabajo"... ¡Wow!, simplemente ¡sin palabras!, el salón se llenó de aplausos, ¡era emocionante!, pero lo más sorprendente de todo fue ver a sus amigos, a quienes yo conocía desde hace muchos años, llorar de felicidad por él.
Mi mamá rompió en llanto, aplaudía frenéticamente, yo tenía un nudo en la garganta. Le cedieron el micrófono en el estrado, él no podía hablar. Tomó su tiempo, los aplausos poco a poco cedieron. -"Les pido mil disculpas, es un poco difícil hablar teniendo tantas emociones queriendo salir por la garganta. Primero que nada quiero dedicar esta medalla y agradecerle a Dios por permitirme estar en dónde estoy, segundo a mis padres por darme la vida y convertirme en lo que soy. Tercero, a mi esposa, mi compañera, por estos 25 años de felicidad y que sean muchos más y hasta que la muerte nos separe. Y por último pero no por eso menos importante, a mis hijos, que me aguantaron tanto tiempo de ausencia, de no poder jugar con ellos o ayudarlos con sus tareas..."
El discurso siguió. La gente rompió en aplausos cuando terminó. Clausuraron la ceremonia y se formó una interminable fila para felicitarnos a los 4. A mi papá por ser la persona que es y a nosotros por ser parte de él.

Fue un día lleno de emociones. Por la tarde nos fuimos a comer y festejar, después fuimos al cine y nos divertimos como nunca, todos en familia. Sin duda uno de los mejores días de mi vida. Los Amo

Al día siguiente festejó con sus amigos, se puso una borrachera "Marca llorarás" (como dice mi amigo Giby) y me tocó ser el "Conductor Resignado" así que me desvelé por ese motivo una vez más, pero no importa, se divirtió y estaba feliz.

Mañana escribiré todo el relato en honor a mi amigo Manuel, gracias por seguir día a día este diario y por dejarme siempre un comentario, me encanta que se diviertan con ellos. Amigo, te quiero.